Que no esté nunca, a poder ser, solo; hay soledad que es la peor compañía.
La tía Tula,
Miguel de Unamuno
Nuestras miradas se encontraron,
en ese punto muerto,
que es la vida.
Tu mirada furtiva y pasional,
buscaba la calidez y la ternura de la mía.
La fina línea de tus labios
me invitaba a jugar en un rincón perdido,
y alejado de la tierra.
Tus ojos y tus labios decían más
de lo que las palabras hayan dicho nunca
en unos versos de Neruda.
Entonces te busco, te miro y tiemblo,
y te acercas muy lentamente,
al calor de un beso.
Ya no hay frío.
Se para el tiempo.